¿Quien soy yo?
Quien soy yo para cuestionarte ¡Oh Jehova!
Puede la arcilla cuestionar al alfarero.
Puede el mármol cuestionar al escultor.
Puede la madera cuestionar al carpintero.
Puede el oro, la plata, la arena del mar cuestionar la mano del orfebre o el escultor.
Cuando soy sacado del seno de la tierra, de la inmundicia, de la quietud aún en contra de mi voluntad. Puedo yo cuestionar al hacedor.
Aunque tenga miedo, aunque tenga dudas, aunque sufra. No debo dejar de confiar.
Porque Él que es me saco a mi de la oscuridad para afinarme, para limpiar de mí lo que sobra, lo que no necesito.
Para que a través de su mano purificarme, y darme brillo y luz.
Transformarme en algo que para mí era imposible ser sin su mano poderosa y piadosa.
Volverme una escultura magnífica, una joya preciosa, porque Él hayo gracia dónde no había.
Para darme un lugar especial entre sus hijos, para exaltar su nombre, para alabarle y dar testimonio de su amor, de su misericordia y su poder.
Contigo Jehová el más pequeño de tus hijos es un gigante y sin ti solo somos piedra, arena, barro, nada.